domingo, 12 de octubre de 2014

Un robo, una reflexión

Ayer por la tarde volvíamos del parque independencia de Rosario con la gente de Amigos en Salud, luego de una jornada breve de trabajo en torno a la semana del prematuro propuesta por UNICEF. Paramos en un el semáforo del cruce de Oroño y Mendoza (zona muy concurrida, céntrica) y veo que vienen dos personas en moto, en contra mano. Eran las 18 hs.

Automáticamente digo en voz alta "esos son chorros" . Obviamente, cuando el semáforo se pone en verde y avanzamos, vemos a una señora de unos 70 años sujetándose el pecho, sollozando, acurrucada contra contra la pared de la esquina. Otra mujer estaba consolándola. Mi paupérrimo poder deductivo me hizo quedar como un visionario del crimen.
¿Por qué se mueven con total impunidad? ¿Por qué roban de día y se van como si nada?¿Por qué? Y claro, la respuesta está en la pregunta. Porque se van. Tenemos un sistema policial que se sostiene por una gran mayoría de individuos que concurren a él por desempleo más que por oficio. Son poco profesionales e incluso, muchas veces, no inspiran más que miedo. Si, me da miedo la policía. Pero éstas personas son las encargadas de perseguir a los delincuentes. A los delincuentes que se van y que no se quedan a esperarlos.

En el caso hipotético de que yo cometa un crimen, me quedaría, obvio. Si yo hubiese actuado y hubiese aprendido a los "motochorros" echándoles el auto encima, me habría quedado. Y así, la policía me habría aprendido a mi junto con ellos. Los abogados me habrían acusado de algún delito culposo y habría pasado entre 6 y 10 años preso. Quizá, incluso, habrían armado una causa para que pareciese que yo atropellé a los delincuentes que estaban esperando el verde en el semáforo. Quizá, en lo civil, habría tenido que resarcir económicamente a los mismos. Por eso, no seamos tontos. No sirve la justicia a mano propia. No existe justicia a mano propia porque no estamos en una sociedad de bárbaros. No somos bárbaros. Nuestros vehículos están identificados, nuestras armas están registradas y, principalmente, no somos delincuentes.

¿Qué hacemos? El plan se me antoja sencillo, producto de una meditación muy superficial. Creo que varios de mis lectores deben de haber arribado a las mismas conclusiones.
Primero, lo obvio. Esa gente que actúa con impunidad y roba a una anciana, lo hace porque es la norma en su mundo. Hay que eliminar su mundo. Hay que combatir la exclusión, el resentimiento y la deshumanización de éste sistema cosificador y mercantilista. Si yo ignoro que hay niños que crecen en condiciones subhumanas (la mayoría de los perros familiares reciben mejores cuidados que cientos de niños en nuestro país) luego será difícil ignorar delincuentes que se comporten como subhumanos. Ésto sería la solución a largo plazo.

La solución a mediano plazo consistiría en generar policías de altísimo nivel profesional. Ser policía debería ser un honor alcanzado con merito. Se debería plantear como un proceso de varios años y no de unos pocos meses. Deberían estar mejor pagos y presentar mejores condiciones laborales, con más garantías. No debería ser para cualquiera.

Tercero, y no menos importante. Si no se actualiza el sistema judicial, si no se aceitan los engranajes de la ley, si no están presos quienes delinquen, no hay solución a corto plazo. Parece de locos que en pleno XXI estemos utilizando papeles, cartas documento y demás tortugas. Hay que actualizar muchos ministerios y el de justicia, no es la excepción. Va siendo hora de la informatización de la burocracia.

Tres párrafos que simplifican una realidad abrumadora. Son apenas el titulo de algo que se debería comenzar a plantear seriamente, porque de no hacerlo, vamos camino a convertirnos en un país de cuarta. ¿Queremos eso?

No hay comentarios:

Publicar un comentario