domingo, 12 de mayo de 2013

Un chapista para la Argentina


    Recuerdo que siendo un quinceañero iba con toda la emoción del mundo a la tienda de libros usados. Siempre revolvía y algo encontraba. Me acuerdo aquella vez que entre medio de un montón de novelas rosas de Danielle Steel , me topé con un libro que por titulo sólo tenía una palabra "Sociología".
    Lo abrí, y ya el primer párrafo me convenció de comprarlo.  Rezaba que así como para reparar el abollón de un auto se recurre a un chapista, que mediante una serie de golpes precisos y certeros revierte el chichón; para arreglar los problemas sociales, de diversa índole, se debe recurrir a los sociólogos. Concluía que bastaba ver como  dejaba su auto una persona no capacitada al intentar repararlo  para entender este principio.
    Lamentablemente no recuerdo el nombre del autor, ni tampoco tengo el libro para consultarlo, ya que fue victima de un préstamo sin devolución. Lo interesante era ver era que a lo largo del mismo, planteaba soluciones demasiado lógicas para ser ciertas (propias del positivismo lógico que no es aplicable, desde ya); daba pautas de acción y las fundamentaba desde el punto de vista sociológico. Me hizo pensar, y mucho. Sobre todo en el hecho de que en general los países de America Latina  (Y gran parte del mundo) están dirigidos y gobernados por abogados.
    La abogacía no es una ciencia. Como tal , carece de método. Es subjetiva, esta sujeta a artimañas espurias,  a interpretaciones de letrados que nos dejan al margen de la participación. Son unos pocos los que llegan a desempeñarse en el ámbito político teniendo otra profesión (Sin embargo, son los que más simpatía me causan)
   A la política le falta ciencia, le falta objetividad y le sobran abogados, claramente muy poco formados en estos aspectos. En el ámbito científico no existen ambigüedades. Todas las decisiones se toman en base a estudios previos, a experiencias pasadas y a conocimientos sólidos.  Salvo excepciones, los cambios son graduales. Son cosas que hay que empezar a tener en cuenta. Sobre todo ante la gran cantidad y disparidad de problemas a los que nos enfrentamos.
    Einstein tenía varias frases, dentro de las cuales esta la muy conocida “si quieres obtener nuevos resultados, procura no hacer lo mismo” Los Argentinos, Desde Rivadavia (primer presidente y primer corrupto)  hasta hoy, salvo contadas ocasiones, hemos tenido mandatarios que  fueron abogados o militares. ¿No será hora de probar con algo distinto? ¿Podrá existir una "política científica"?  Creo que por unos años más, vamos a seguir con la duda.
   

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